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en cantar y consagrar sambas como “Amélia”, de Ataulfo Lupicínio creó el término “dor-de-cotovelo” [“dolor de
Alves y Mário Lago, y “Aquarela do Brasil”, de Ary Ba- codo”], patentando el tipo de música que define a los
rroso. Chico Alves fue hasta “rey”, en el caso, de la voz, amantes bebiendo sus dolores con los brazos apoyados
antes de Roberto Carlos, en la desconsideración, de la en la barra del bar. Y para no rentar más los oídos de
juventud. Con “Nervos de aço” no fue diferente, y la con- los camareros y tener su propia mesa para llorar, fue
fesión axiomática que comienza luego preguntando si propietario de diversos bares, churrasquerías y restau-
sabes lo que es tener un amor, mi señor, se convirtió en rantes donde la música estuviese siempre presente, era
un clásico en el repertorio no solamente del autor, sino una forma de juntar en el mismo espacio y noches el tra-
también de la historia de la música brasileña. bajo y la bohemia. “Esos locales no eran sólo para ganar
dinero. Eran principalmente para reunir a los amigos”,
dijo en una entrevista poco antes de fallecer en 1974, de
infarto, a los 59 años.
Lupicínio Rodrigues construyó su obra con sangre en
las venas en más de 150 canciones, como “Vigança”, “Ela
disse-me assim”, “Felicidade”, “Se acaso você chegasse”,
“Esses moços, pobres moços”, “Volta”, siempre relatando Existen varias óptimas interpretaciones de la em-
pasiones, abandonos, casos y despuntamientos, suyos blemática “Nervos de aço”, anteriores y después de la
en la mayoría, pero también de los amigos de la bohe- versión de Paulinho da Viola, en el disco homónimo
mia, como un cronista musical de los desencantos amo- de 1973, que prácticamente presentó la canción para
rosos. Mismo triste, nunca dejó su Porto Alegre, como nuevas generaciones. Dos años antes, Jamelão, a quien
máximo fue a Rio de Janeiro, donde conoció a Wilson Lupicínio consideraba el intérprete que daba su mensa-
Batista, Ataulfo Alves, Germano Augusto, y varaban las je integralmente, grabó en el disco todo a él dedicado,
noches en el Café Nice y atravesaban las madrugadas “Jamelão interpreta Lupicínio Rodrigues”.
por los bares de Lapa. Regresó después de seis meses,
La música quedó guardada por un tiempo, quieta en la voz de barítono de Francisco Alves. El cantante tenía armado de más desencantos con unos enamoramientos
un baño de agua de lágrimas para destilar el disgusto la marca de ser pionero en todo, fue suya la primera rápidos y desgarradores para componer más canciones
en lo aprendido. Solamente en 1947 fue grabada, en grabación de disco eléctrico hecha en Brasil, el primero amargas. - De mi libro “Crônicas do Olhar”©
18 REPOR T AJE | Lupicínio R odrigues, por Nirton V enancio REPOR T AJE | Lupicínio R odrigues, por Nirton V enancio 19