Page 8 - Revista Musicas do Brasil e mais - num.10
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Igual que la copla acabó asociada al
franquismo, al fado le pasó lo mismo con
la dictadura de Salazar. Carlos do Carmo
fue uno de los artífices de que el géne-
ro no fuera olvidado tras la llegada de la
democracia y que gustase a las nuevas
generaciones.
A comienzos de los años 70, el artista realiza espec- fue grabado el trabajo “Uma canção para a Europa”, un
táculos en Angola, Estados Unidos, Canadá y, en 1973, disco que pasó a ser considerado como una rareza en-
se estrena en Brasil cantando junto a Elis Regina en el tre toda su discografía.
Copacabana Palace de Rio de Janeiro. Ambos se harían
grandes amigos y en más de una entrevista Carlos men-
cionaba a Elis como referente musical.
Carlos siempre declaró ser más un artista de esce-
nario que de estudio, de ahí que en más de una entre-
vista revelara su amor por cantar sobre los escenarios.
En 1976 pasaría a la historia por ser el único intér- “Cantar es un acto de placer, pero sobre todo en el es-
prete de todas las canciones candidatas al Festival da cenario, que es un constante juego de seducción, un in-
Canção. Los ocho temas seleccionados fueron votados tercambio indescriptible de sentimientos y emociones”,
por el público, siendo “Uma Flor de Verde Pinho”, de dijo para la prensa “A Capital” en 1996.
Manuel Alegre y José Niza, la vencedora. Del evento
Representó a Portugal
en el XXI Festival de la
Canción de Eurovisión
de 1976 con el tema
“Uma Flor de Verde Pin-
ho” (basado en un poe-
ma de Manuel Alegre).
En el Festival RTP de la
canción de aquel año
fue el único intérprete.
8 EN POR T ADA | Carlos do Carmo