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LA BELLA NINFA DEL   —Hey, honey —responde Carmen con su sonrisa.  Le  hice  los  elogios  de  costumbre.  Ella  se  estiró  nueva-


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         —Gee,  Carmen,  I  think  you’re  wonderful,  you  know.  I
 BOSQUE SAGRADO  think you’re tops, you know. Tops. You’re terrific.  —You’re  right.  I’m  very  beautiful.  But  morally,  I  stink!
                                                              (“Usted está en lo cierto. Yo soy muy bonita. Mas moral-
         Para quien no sabe inglés ese diálogo inteligente expresa-
                                                              mente yo...” —¿cómo traducir sin ofender tanta belleza,
         ba la admiración de la moza por Carmen, a quien ella lla-
         maba “del diablo”, “la máxima” y todas esas cosas. Pasado   tirante a los oídos del lector? —“...no huelo muy bien”).
         lo cual, da ella de repente conmigo allá abajo, pobre de mí  Dicho lo cual, partió como llegara, a través de la misma
 Hollywood,  noviembre  de  1946.-  La  noche  está  alta,  no sin antes abrazar al pasar a la actriz Ella Raines, que   que tuve bronquitis de niño, y mirándome por encima de  cortina, adonde supongo había un bar privado. Sólo sé
 Ciro’s concluyó y estamos todos —un destacado grupo  comparece de novio en puño y se deja estar con éste en   sus pirámides, me hizo la siguiente pregunta en un tono  que aquello me dio una gran animación, la fiesta continuó
 de “estrellas” y “astros”, entre los cuales soy un modesto  un canto, con un aire de Alicita que sólo engañaría a los   de reina a vasallo:  hasta que “Ella” surgió y yo acabé danzando con la linda
 meteorito— en la casa de Beverly Hills de Herman Hover,  doctores Sobral Pinto y Albert Schweitzer.  moza, ella bastante más alta que yo, lo que permitía oírle
 el notorio dueño del famoso establecimiento de Sunset   —Who are you? (¿Quién es usted?).  latir el corazón, al fin levemente taquicárdico. Antes de
 Boulevard. Voy en las aguas de mi amiga Carmen Miran-  En la poltrona a mi lado se estira, con un aspecto sufi-  salir vi varias parejas en el jardín y no se sabía más quién
 da, con quien salí y a quien, como un caballero que soy,  cientemente descompuesto, el magnate Howard Hughes.   Decliné mi condición de modesto servidor de la patria en  era quién, vi a Sonny Tuffs atravesado en un sofá, vi cosas
 dejaré en su vivienda de Bedford Street. Allá están tam-  Intercambio dos palabras con él, mas el tedioso multimi-  el extranjero, lo que no parecía interesarla un níquel. En  como sólo se ven en bailes de carnaval. Fiestecilla fami-
 bién las figuras ciclópeas de José de Patrocinio de Olivei-  llonario y playboy, descubridor y hombre de la bolsa de   seguida, sin aviso previo, se inclinó hacia adelante hasta  liar, como diría la finada doña Sinhazinha.
 ra, el no menos conocido Zé Carioca, y su sonoplástico  las “estrellas”, me parece mucho más interesado en Ella   el punto de yo poder ver el algodoncillo que había acu-
 compañero Néstor Amaral, ambos hombres de los siete  Raines —especie de Grace Kelly de 1940, sólo que menos   mulado en su ombligo, puso las manos sobre mis brazos,  Afuera pregunté a Carmen si ella sabía quién era la diosa.
 instrumentos, siendo que éste es capaz de tocar el Himno  pasteurizada. Lo dejo, pues, a su nueva conquista, mien-  trajo el rostro hasta un centímetro del mío y escupién-
 Nacional golpeando con un lápiz en los dientes y el “Tico-  tras en medio de la sala Zé Carioca y Néstor Amara “se   dome todo como debía, me hizo la siguiente indagación:  —Es una actriz nueva que está entrando ahora. Bonita,
 tico no Fubá” mediante pequeños coscorrones acústicos  viran” para llamar la atención sobre sus dotes de instru-  ¿no? Se llama Ava Gardner.
 aplicados en la coronilla —todo delante de un mi-  mentistas. Mas la presión general es grande y cada uno   —Do you think I’m beautiful? (¿Usted me halla bonita?).
 crófono bien entendido.   procura cavar el pan de la noche como puede,
 mientras  Herman  Hover  pasea  con  un
 Carmen está quieta, sentada en el   aire  de  Napoleón  en  Marengo.  Hay
 brazo  de  mi  poltrona.  Nos  vol-  “No creo que nadie   propuestas para un baño de pisci-
 vimos  rápidamente  grandes   na,  para  un  concurso  de  rumba
 amigos. Nos celebramos con   y otras trivialidades, mas nadie
 los  debidos  fuegos  artifi-  hubiese reparado en ella,   repara  asimismo  en  que  el
 ciales cuando nos encon-  Sol  (o  mejor,  “Él”,  como  di-
 tramos y una vez juntos   cen con el mayor asco mis
 tenemos  asunto  para   mas a mí me pareció tan linda,   amigos  Américo  y  Zequin-
 conversaciones  intermi-  ha  Marques  da  Costa)  ya
 nables,  siempre  salpi-  debe,  contumaz  gimnasta
 sus  inicios  como  can- tan linda que fue como si todo hu-  la barra del horizonte para
 cadas de historias sobre   matutino, estar colgado de

 tante, que me encantan.   su  atlética  flexión  de  cada
 Su verbo es inagotable y   biese de repente desaparecido   día. El ambiente se está ní-
 nadie imita como ella an-  tidamente  desgastando  en
 tiguas situaciones malicio-  alcohol y ostentación.
 sas en que se vieran envuel-  delante de ella.”
 tos, en los primeros contactos   Voy a proponer a Carmen irnos
 con el público, sus viejos compa-  felizmente,  cuando  una  cortina  se
 ñeros Mario Reis, Francisco Alves y   entreabre y surge una mujer especta-
 Ari Barroso, en la fase renacentista de   cular. No creo que nadie hubiese repara-
 la samba carioca. Aprendí a quererle muy   do en ella, mas a mí me pareció tan linda, tan
 bien y admirar el coraje con que enfrenta, ella una   linda que fue como si todo hubiese de repente desapa-
 mujer toda sensibilidad, la tortura de haberse tornado un  recido delante de ella. Me quedé, confieso, totalmente ob-
 gran cartel comercial para Hollywood y tener que sonreír  nubilado ante tanta belleza, muy felizmente esa belleza se
 a la idiotez, con rarísimas excepciones, de los producto-  movía, por así decir, un poco a base de la danza a la que
 res, directores, escenógrafos, directores de fotografía, ilu-  llaman  cuadrilla:  dos  pasitos  para  adelante  y  tres  para
 minadores y demás mano de obra de los estudios.  atrás con derecho a derrape. Mas lo que el cuerpo hacía,
 el rostro desconocía; pues ese rostro tenía más majestad
 Mas hoy Carmen está quieta. Sus inmensos ojos verdes  que Carlos Machado entrando en Sacha’s. Ella miró en
 se horizontalizan en una línea de cansancio, quién sabe,  torno con un soberano aire de desprecio y luego, dando
 tedio, de aquello todo ya “tan tenido, tan visto, tan cono-  con Carmen, hizo un zigzag hasta ella, viendo colocarse   Vinicius de Moraes junto a varios amigos. En la fotografía, Carmen Miranda
 cido”,  como  diría  Rimbaud.  Cerca  de  nosotros,  el  actor  en el esplendor de todo su pie derecho justo delante de   (4ª por la izquierda) y Vinicius de Moraes (último por la derecha).  Fotografía del
 Sonny Tuffs toca un piano más borracho que el del genial  mí, pobrecillo que nunca hizo mal a nadie.  archivo personal del poeta.
 Jimmy Yancey en cintas en que fue grabado sin saber.
 Después de que su corpachón oscila, él se levanta sólo  —Hey, Carmen —dice ella.
 Dios sabe cómo y sale por allí, pareciéndose a un pollo,

 16  EN POR T ADA | V inicius de Moraes, por Wilfr edo Carrizales  EN POR T ADA | V inicius de Moraes, por Wilfr edo Carrizales  17
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